miércoles, 20 de febrero de 2008

Mi paradigma


- Si te digo la verdad, yo creo que no deberíamos tomar un modelo y seguirlo tal cual, cada cual debería tener el suyo propio, por tanto yo seguí el paradigma YO.

- Pero eso es hacer trampas, ¿no?

- Bueno, quizá un poco. El modelo aristotélico es teleológico, basado en la virtud y la felicidad, la felicidad como fin... el kantiano es deontológico, prima el deber, sin caer en la falacia naturalista, muy formal, donde lo que importa es la voluntad no el fin.

- Ya veo...

- Yo simplemente cojo lo que es mejor de cada uno y hago una ética moderna.

- Eso es una trampa con el Hades de grande... ya hablaremos de este tema en profundidad.

- Eso quiere decir que me quedo otro rato ¿o no?

- No deberías, ya veremos, ya veremos... - y el viaje prosiguió.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Paradigma ético...


- ¿Te ha gustado la historia? - le pregunté.
- No me ha parecido mala. Puedes quedarte un rato, pero respóndeme a una pregunta, ¿irás al cielo o al infierno?
- No lo sé, mi comportamiento fue siempre bueno, pero también depende desde que óptica lo mires.
- ¿Qué quieres decir?
- Si claro, en mi mundo hay dos grandes paradigmas éticos, el aristotélico y el kantiano, y depende de según como mires ya que son bastante distintos...
- Entonces tu juicio dependerá del paradigma según el cual hayas vivido. ¿En qué consiste cada uno? Así te podré decir cual será tu lugar...

lunes, 11 de febrero de 2008

Desiertos y ríos: el mito de Isis y Osiris 2



Se cuenta que el primero en nacer fue Osiris y que en el mismo instante de su aparición se oyó una voz que decía: "Es el señor de todas las cosas que se presentan a la luz del día". Por otra parte, otros cuentan que en la ciudad de Tebas, cuando un cierto Pamiles había ido a buscar agua, del templo de Zeus se oyó una voz que le mandaba exclamar en lata voz: "El gran rey, el bienaventurado Osiris, acaba de nacer". Pamiles obedeció y Cronos depositó a Osiris en sus manos, ordenándole que lo criase e instituyese la fiesta de las pamilias, que se asemeja a la nuestra de las faleforias.

Al segundo día nació Haroreis, al que se le considera como si fuera Apolo ya que algunos llaman Horus el viejo.

Al tercer día vino al mundo Tifón, ni en término ni por vía común, ya que se lanzó por el flanco materno que había desgarrado y abierto al asestarle un fortísimo golpe.

Al cuarto día nació Isis en en medio de los pantanos.

Al quinto día hizo su aparición Neftis, a la que también suelen llamar Teleuté, Afrodita y también Victoria.

Se dice además que el sol fue el padre de Osiris y de Haroreis, que Isis fue hija de Hermes y que tanto Tifón como Neftis fueron engendrados por Cronos.

Debido al nacimiento de Tifón, los reyes tenían por nefasto al tercero de los días adicionales; y pasaban el día entero, hasta la noche, sin dedicarse a ningún asunto y sin siquiera preocuparse por el aseo de las personas.

Se dice también que Tifón tomó por esposa a Neftis, mientras que Isis y Osiris, enamorados el uno del otro, se habían unido ya en el seno materno aun antes de nacer. Y otros añaden que Haroeris, al que los egipcios llaman Horus el viejo, y los griegos conocen por Apolo, nació de esta unión.

Desde que Osiris comenzó a reinar , se preocupó de inmediato por apartar a los egipcios de la vida de privaciones y de bestia salvaje que llevaban, haciéndoles conocer los frutos de la tierra, dándoles leyes y enseñándoles a respetar a los dioses. Más adelante viajó por toda la tierra, llevando la civilización. Fueron contadas las en que se vio obligado a utilizar la fuerza de las armas y se ganó la buena voluntad de los hombres, en la mayor parte de los casos, por medio de la persuasión, por la razón y a veces también encantándolos con canciones y con todas las artes de la música. Por estas razones, los griegos creen que Osiris es el mismo dios que Dionisio.
Tifón no se atrevió a modificar nada durante la ausencia de Osiris, debido a que Isis mantenía una estricta vigilancia y conservaba todas las cosas en buen orden. Pero a su regreso, Tifón le tendió emboscadas. Se hizo de setenta y dos cómplices y por otra parte fue secundado por la presencia dela reina de Etiopía llamada Aso. Luego de haber tomado en secreto el largo cuerpo de Osiris, mandó construir de acuerdo con esta medida, un espléndido cofre decorado con gran magnificencia y ordenó que lo llevasen al festín. A la vista de este cofre, todos los convidados quedaron atónitos y encantados. Tifón entonces prometió en broma que se lo regalaría al que allí se acostase y le viniese justo. Los convidados, entonces, lo probaron uno tras otro, pero ninguno lo encontró apropiado a se medida. Finalmente, allí se metió Osiris y le fue posible extenderse cuan largo era. En ese mismo instante, todos los presentes se abalanzaron para ponerle la tapa, y mientras unos por fuera la aseguraban con clavos, otros se ocuparon de sellarla con plomo derretido. Terminada la operación, llevaron el cofre hasta el río y lo hicieron llegar al mar por el brazo tanítico, al que a causa de esto se conoce como "el maldito" y e spor lo mismo aborrecido de todos los egipcios. Se dice que todo esto ocurrió el día 17 del mes de Hathor, cuando el sol pasa por el signo de escorpión, y durante el vigésimo año del reinado de Osiris. Pero hay quienes sostienen que este número corresponde a los años del dios y no a su reinado


(...)

Informada de lo acaecido y en el mismo sitio en que conoció esta mala noticia, Isis se cortó uno de sus rizos y se puso un vestido de duelo. Y esto ocurrió en el mismo sitio donde se encuentra la ciudad que hasta ahora lleva el nombre de Coptos, nombre que significa según ciertos autores "privación, ya que coptein, tiene el sentido de "privar". La diosa entonces deambuló por todas partes e iba recorriéndolo todo presa de la angustia más grande, y a quien quiera que se acercase le dirigía la palabra. Aun cuando se encontrase con pequeños niños les preguntaba por la suerte del cofre. Y sucedió que estos niños lo habían visto y le indicaron el brazo del río por el mismo que los amigos de Tifón habían hecho llegar el féretro hasta el mar. De lo cual resulta que en Egipto se atribuye a los niños una aptitud profética y se obtienen presagios en especial de las palabras que pronuncian cuando se encuentran jugando en los templos y cuando dejan escapar exclamaciones al azar.

A continuación supo Isis que Osiris, en un arranque de pasión y en un instante de confusión, tuvo comercio carnal con Neftis, a quien equivocadamente tomó por Isis. Cuando se encontró con la corona de melioto que Osiris había dejado al lado de Neftis, la tuvo por testimonio innegable de la unión que habían consumado, y por ellos de inmediato se puso Isis a buscar al niño que la madre, a continuación de haberle dado a luz, había abandonado, dejándolo expuesto por miedo a Tifón. Guiada por perros, Isis logró hallarlo, pero no sin dificultades y tras grandes trabajos. Se encargó luego de alimentarlo, y este niño, que respondía al nombre de Anubis, se convirtió en su acompañante y guardián. Y se le atribuye una predisposición para cuidar de los dioses, así como los perros la tienen para cuidar de los hombres.

Inmediatamente después, Isis recibió la noticia de que el cofre había sido arrastrado hasta el terrirorio de Biblos, donde las olas lo habían depositado con suavidad al pie de un tamarindo. Este tamarindo, habiéndose activado en gran medida su desarrollo, encerró al cofre a su alrededor y lo escondió en el interior de su propio tronco. El rey de ese país, asombrado ante el extraordinario desarrollo del arbusto, dio la orden de cortar el tronco que contenía el féretro oculto y de hacer con él una columna que sostuviese el techo de su palacio. Según se dice, avisada de este suceso por un célebre viento divino, se trasladó Isis a Biblos. Se sentó a la vera de una fuente,a batida y llorosa, y no le dirigió a nadie la palabra. Pero cuando pasaron las azafatas de la reina, las saludó, conversó con ellas bondadosamente, se ofreció a trenzarles los cabellos, y a impreganr sus cuerpos con el aroma sorprendente que se desprendía de su propia persona
Cuando la reina volvió a ver a sus jóvenes servidoras, de pronto se vio presa del deseo de saber quién era la extranjera, gracias a la cual sus cabellos y cuerpos esparcían un aroma de ambrosía. Les mandó buscarla e hizo de ella su amiga más íntima, encargándole que amamantara a su pequeño hijo. El rey de este país, según se dice, se llamaba Malcandro. Y la reina, si nos atenemos a lo que dicen algunos, se llamaba Astarté, y según otros, Saosis, y todavía otros afirman que tenía por nombre Nemanus, palabra esta última que los griegos tradujeron como Atenea.

Para nutrir al niño, Isis, en lugar de darle su pezón le metía el dedo en la boca. Y durante la noche quemaba en el fuego lo que su cuerpo tenía de mortal. También se cuenta que a veces Isis se convertía en una golondrina y que así volaba gimiendo en torno a la columna que sostenía el techo. Todo esto duró hasta que un día la reina se puso a espiar a la diosa y a lanzar grandes gritos cuando la vio quemar a su pequeño hijo, con lo que se quitó el privilegio de la inmortalidad. Isis se dejó ver entonces en su magnificencia divina y reclamó la columna que sostenía el techo. Sin ningún trabajo desprendió el tronco de tamarindo y lo cortó, para luego recubrirlo con un finísimo lienzo y lo ungió con esencias perfumadas y lo dejó al cuidado del rey y la reina. Depositado en el templo de Isis, este madero es todavía hoy objeto de veneración para los habitantes de Biblos. Una vez que hubo así encontrado el féretro, la diosa se abalanzó sobre él con exclamaciones tan lastimeras que el menor de los hijos de los hijos del rey expiró. Con la ayuda del mayor, subió el féretro a un navío y lo hizo retornar. Pero como al alba de ese día el río Fedro dio lugar a que se levantase un viento más recio que del acostumbrado, la diosa irritada hizo que el cauce se secara.

En el primer lugar solitario que encontró y en el momento en que se creyó absolutamente sola, abrió Isis el féretro. Y arrimó su rostro al de Osiris, abrazándolo y llorando. Sin embargo, el hijo del rey la había seguido por detrás y la observaba en silencio. Isis le vio al darse la vuelta y en su furia le echó una mirada tan terrible que el joven no pudo soportar semejante espanto y se murió. Pero otros dan una versión distinta de su muerte y dicen que cayó al mar como consecuencia de lo mencionado más arriba. De cualquier modo que fuese, este joven recibe grandes honores a causa de la diosa, porque es a él a quien honran los egipcios en sus festines bajo el nombre de Maneros.

[...]

Antes de ponerse en camino para llegar donde se encontraba su hijo Horus, al que educaban en Buto, había Isis depositado el cofre que contenía a Osiris en un lugar apartado. Pero una noche, cuando había salido a cazar aprovechando el claro de luna, Tifón lo encontró y reconoció el cuerpo, lo dividió en catorce partes y las dispersó por todos lados. Enterada de lo que había sucedido, comenzó Isis a buscarlas, se subió a una barca hecha de papiros, y recorrió las marismas. Desde entonces, quienes navegan en barcas de papiro no se inquietan a causa de los cocodrilos, lo que se debería a que estos animales temen a la diosa o bien a que por Zeus la respetan. A esto también se debe que en Egipto sean numerosos los sitios que pasan por ser la sepultura de Osiris, pue según se cuenta, mandaba Isis erigir un sepulcro cada vez que descubría una parte del cadáver. Sin embargo, hay autores que no aceptan esta leyenda. Según ellos, Isis hacía réplicas de todo lo que encontraba y las iba donando sucesivamente a cada ciudad, como si hubiese donado el cuerpo entero. De este modo expresaba ella su voluntad de que Osiris recibiese la mayor cantidad posible de honores y que si Tifón tenía el deseo de aventajar a Horus, se encontrase confundido y engañado por la diversidad de todo lo que pudiese decir o mostrar durante su búsqueda del verdadero sepulcro de Osiris. La única parte del cuerpo de Osiris que Isis no llegó a encontrar fue el miembro viril. Inmediatamente después de haberlo arrancado, Tifón lo habría en efecto arrojado al río y el lepidoto, el pargo y el oxirrinco se lo habrían comido; de donde proviene el horror sagrado que les inspiran estos peces. En reemplazo de este miembro fabricó Isis una imitación y así consagró la diosa el falo, cuya fiesta celebran todavía los egipcios.

Plutarco

Ríos y desiertos: el mito de Isis y Osiris 1


- Hace años sólo escribía sobre desiertos, yo mismo me sentía en un desierto, "Los desiertos del alma" que fue mi tercera novela es un claro ejemplo de esto.
- ¿Por qué? - me preguntó el viejo.
- Pues por la influencia coelhiana creo, a Paulo Coelho le encantan los desiertos, y me lo contagió. Ahora sólo escribo sobre ríos, supongo que por un libro que ha cambiado mucho mi forma de afrontarme a mi mismo...Siddharta de Hermann Hesse. Donde el protagonista acaba viviendo en uno.
- ¿Igual que éste? - el viejo se muestra interesado.
- Ningún río es igual a otro, de la misma manera que no hay dos desiertos iguales, son como las personas, no hay dos iguales, pero hay un sitio donde confluye un río y un desierto: Egipto.
- ¿Dónde está eso? -
- Al nordeste de África. En el mundo de donde vengo ahora llega San Valentín, la fiesta del amor, pero hace 5000 años en Egipto había una historia: la de Isis y Osiris una de las más antiguas historias de amor que se conocen.
- ¿Me la vas a contar? - dijo el viejo entusiasmado.
- Si no me lanzas por la borda.
- Cuéntamela y ya veremos - respondió enfurruñado.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Mi primera respuesta


- ¿Por qué estudiastes filosofía? - preguntó Caronte.

- Para saber más, por verdadero amor a la sabiduría, en realidad para saber más acerca de mi y de lo que me rodea, por eso estudié también física, quizá para responder a la pregunta última "¿cuál es el sentido de la vida?"

- Y eso es lo que te ha traído aquí también...

- No, en realidad sólo quería saber si este río es el Estigia o el Aqueronte... - la gente se agolpa en las riberas - ¿porqué hay tanta gente en las riberas?

- Cultura occidental, o estás a mi favor o contra mí, no traían la moneda y se quedaron. Hoy día casi nadie la trae entonces todos vagan por las orillas... tu también lo harás, caerás por la borda en cuanto te distraigas, yo personalmente te empujaré, a menos que con tus preguntas consigas algo parecido al cuento "las mil y una noches"...

- Lo intentaré, a ver por donde empezamos...

martes, 5 de febrero de 2008

Mi primera pregunta



Una vez navegando le hago la gran pregunta al viejo...

- ¿Esto es el Aqueronte o el Estigia? - me gruñe y no contesta, yo le vuelvo a repetir la pregunta.
- Ningún humano tiene necesidad de saber eso, ¿porqué habría de decírtelo a ti?
- Porque no soy un humano cualquiera y estoy viajando al Hades sin estar muerto...
- ¿¡Qué?! te voy a tirar en cuanto pueda, no volveré a prisión jamás, sabes que necesitas la rama de oro de la sibila para cruzar este río si está vivo... ¿porqué lo haces?
- Por curiosidad, siempre fui muy curioso, por eso estudié física, y luego comencé filosofía, para saber más del mundo que me rodea...
- ¿Sabes que la curiosidad mata?
- Si, pero quizá, tan sólo quizá, ya esté muerto...

Y seguimos el viaje...

lunes, 4 de febrero de 2008

Mi viaje al hades


Con un zahir en la mano me enfrento a descubrir la gran duda de los antiguos, si Caronte me llevará por el río Estigia o por el Aqueronte. Si lo descubro es que como sospecho, estoy más muerto que vivo...
Con esta intención abandono el mundo y me dirijo al Hades, con un zahir como Borges... En la orilla los muertos se agolpan, Caronte me dirije una mirada y me espeta para que me suba, antes pide el pago, le muestro mi zahir y niega con la cabeza, "un óbolo" me dice...
No tengo un óbolo, ni estaría dispuesto a dárselo si lo tuviese, salto a la barca, lo cojo por el cuello y el pequeño demonio que le acompaña se revuelve...
Llévame al Hades -le digo- necesito saber que hay a lo largo de esta orilla y conocer el sentido de esta vida.
Me mira con todo el desprecio con el que un ser del inframundo lo puede hacer, empuja a patadas hacia afuera a los demás y comienza a remar...